El síndrome WhatsApp

Vivimos hiperconectados, hípercomunicados, hiperinformados, hiperapurados, varios hiper que nos saturan y nos alejan de los procesos creativos, los cuales requieren tiempos que nuestra ansiedad no comprende, y la de los demás tampoco.


¿Podemos pensar la comunicación en términos estratégicos si siempre se nos pide resolver lo urgente?


Este artículo no pretende abordar temas de la psicología, pero sí dejar en claro que hay un contexto que conspira contra los tiempos de la creatividad, la inspiración, y nos obliga a trabajar para “ayer”. La pandemia vino a profundizar una tendencia, la presencia de la presión laboral las 24 horas, es decir la imposibilidad de cerrar sesión, o lo que llamaremos en este artículo “el síndrome WhatsApp”.

En los últimos tiempos se ha instalado con más fuerza que nunca que, como personas, estamos 24 horas obligadas a pensar en nuestros trabajo, y WhatsApp ha ayudado mucho en esta concepción de la vida. Cuando recibimos un mensaje laboral en nuestro momento de ocio, no importa que decidamos continuar con nuestro recreo, nuestra mente ya no está relajada y piensa en lo que está por venir y abandona el presente.

¿Podemos pensar la comunicación en términos estratégicos si siempre se nos pide resolver lo urgente?

En este artículo, como se dijo anteriormente, nos importa el mundo de la creatividad y por eso nos preguntamos ¿Puede una mente cansada hacer el más óptimo diseño?, ¿Podemos estar agotados y pensar posteos llamativos?,¿Podemos pensar la comunicación en términos estratégicos si siempre se nos pide resolver lo urgente?. Las preguntas podrían ser miles por profesión, oficio o incluso por habitantes del mundo.

Aquellos que dependemos de la creatividad para que nuestro trabajo se luzca, rogamos por la posibilidad de “cerrar sesión” en WhatsApp. Obviamente esto no ocurrirá jamás, ya que responde a las necesidades del mundo actual, y si existiera, el mundo encontraría la forma de encontrarnos las 24 horas. El desafío es sin dudas darle oxígeno a nuestras ideas, entrenar nuestras neuronas con actividades diversas, y  poner nuestra cabeza al servicio de la creatividad en el momento justo.

Apagar el celular, silenciar contactos, tener una línea solo para trabajo que responda en una franja horaria, son posibles soluciones que cada uno debe analizar. 

Pautas claras con nuestro empleador o cliente, y el compromiso personal (porque también requiere un cambio de comportamiento nuestro), nos posibilitarán “cerrar sesión” aunque sea simbólicamente y evitar que nuestros tiempos de trabajo, y nuestra capacidad creativa no sufran el “síndrome WhatsApp”.

Tal vez son tiempos de interrumpir la “hiperconexión”, sin distracciones podemos ofrecer lo mejor de nuestra profesión y nuestros empleadores o clientes serán más felices cuando vean los resultados.